¡Hola viajeros y viajeras del mundo!
¡Bienvenidos! Si estáis leyendo esto es porque sois unos curiosines y curiosinas y queréis saber algo más de la persona que está detrás de myworldinonepic.com. Está bien, no insistáis, no seré yo quien os prive de ese placer. ¡Vamos a ello!.
Algunos datos básicos:
Me llamo Albert Sarabia Tarraga. Nací el 3 de mayo de 1999 en Terrassa, Catalunya, donde aún sigo viviendo hoy en día. Sin embargo, me crié en Sabadell, donde fui al colegio y donde viven mis abuelos, por lo cual mi corazón estará para siempre partido en dos.
Una primera anécdota: Sabadell y Terrassa tienen una centenaria «rivalidad» (sana) ampliamente conocida que se hace patente en una curiosa tradición: cuando un sabadellenc critica a un egarenc (propio de Terrassa), este le dirá «Sabadell mala pell» (Sabadell mala piel) a lo que el otro contestará «Terrassa mala raça» (Terrasa mala raza) y al final se acaba con muecas y risitas por parte de ambos. Así que en estas discusiones, se me considera un traidor por las dos partes.

Sobre mi infancia y mi educación…
Nada demasiado excepcional. Fui un niño feliz, normal y corriente. Aunque sí que hay algo que quisiera mencionar especialmente y que ha marcado en múltiples aspectos mi forma de ser: la natación. Como la gran mayoría de padres, los míos me apuntaron a los cursillos escolares para aprender a nadar y por lo que recuerdo, se me daba bien y me encantaba. El caso es que a una cierta edad – tendría unos 6 años – alguien decidió que se me daba lo suficientemente bien como para hacer carrera de ello o al menos como para intentarlo. Me pasaron a un grupo superior, donde se nadaba no sólo por aprender sino para afrontar competiciones. Y yo, la verdad, encantado de la vida, era muy feliz dentro del agua. Pasó el tiempo y cada vez se entrenaba más y más. En quinto de primaria, dejé mi escuela y mis amigos e ingresé en la Escola Santa Clara, algo así como la Masía del Club Natació Sabadell. A los 16 años estaba en cuarto de ESO y entrenaba 25 horas a la semana. No tenía tiempo para nada más y al final lo acabé abandonando. Nunca me ha avergonzado decir que ya no tenía lo que hay que tener para seguir, pero además, pasar tantas horas en el agua ya no me hacía feliz. Por otro lado, tenía grandes sueños y aspiraciones de futuro y en ningún caso me imaginaba nadando y compitiendo. Así que ¿para qué continuar?
Sin embargo, aquella experiencia me marcó para siempre. Aprendí lo que era la disciplina, la humildad, el trabajo duro, el sacrificio, el compañerismo… y en esencia, me hice mayor mientras nadaba. Fue duro, es cierto y creo que no se lo recomendaría a nadie, pero me hizo tal y como soy. No puedo más que agradecer a la natación por convertirme en mí mismo.

Después de aquello, hice dos años de bachillerato social e impulsado por mi amor por los viajes, empecé la carrera de Turismo en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ahora estoy ya en cuarto curso, el cual lo compagino con un trabajo en Telepizza.
¿Qué me gusta hacer? Sobre mis hobbies…
Adoro viajar, evidentemente. Ese gusanillo que te entra cuando estás a punto de subir a un avión, la ilusión de pisar un nuevo destino, ese brillo en los ojos que aparece al contemplar un espectacular paisaje y el sentimiento dulce de estar aprendiendo algo nuevo en todo momento… eso no lo cambiaría por nada.
También adoro la fotografía. No fue de sopetón, siempre había tenido cierta inquietud creativa pero no acababa de encontrar el qué…. hasta que decidí comprarme mi primera cámara de fotos. Ahora no puedo vivir sin ella.

Leer me encanta, aunque no soy un lector voraz. Me gustan las buenas historias y el teletransportarme a otro tiempo y otro lugar desde la comodidad de mi sofá, pero no soy de los que devoran novelas en una sola noche ni de los que releen sus libros favoritos. Me lo tomo con calma y disfruto de cada página, hasta que me canso. Ahora mismo, por ejemplo, estoy en un período de no leer. Ya me vendrán las ganas.
Soy muy de cine. Muy, muy, muy, muy de cine, para ser exactos. ¿Qué sentido tendría mi vida sin cine ni series? Ninguno, seguro. Veo todas las películas que se me ponen por delante, da igual el género y el argumento. Francesas, italianas, suecas, iraníes, americanas, españolas, me da igual. Y no puedo dejarlas a medias, por muy malas que resulten al final. Menos de terror, que me producen pues eso: terror.
Me gustan muchísimo los documentales. Soy tremendamente curioso y me gusta aprender cosas de todo tipo: naturaleza, viajes (por supuesto), ciencia, arquitectura, música… ¿un documental sobre palos de escoba? Venga, para adelante. Aunque mi tema favorito es sin duda la historia. Adoro sus entresijos y sus mil y una anécdotas. Además, tengo buena memoria; soy de esas personas que tienen la cabeza llena de datos curiosos e «inútiles».
La música me alegra la vida. Escucho un poco de todo y disfruto de ello. Ahora, no me hagáis cantar porque soy incapaz de recordar las letras. Lo que tampoco puedo hacer es ponerme cascos. Sí, sé que soy raro en ese aspecto, pero enchufarme música directamente en los oídos, por muy floja que esté, me estresa muchísimo. Para mí, la música siempre se ha relacionado con la radio y más concretamente con la radio del coche. Mientras conduzco, siempre llevo la radio encendida y voy tarareando todas las canciones.
El deporte me aburre muchísimo, incluso los campeonatos de natación. Sí que practico deporte, voy a correr, hago pesas en el gimnasio y necesito ir a nadar al menos una vez por semana pero verlo en la televisión me parece un rollazo. Diría mejor entonces que me gusta mantenerme en forma y cuidar mi cuerpo: no he tomado una gota de alcohol ni me he puesto un cigarrillo en la boca en toda mi vida, ni pienso hacerlo. Consciencia y costumbre de mi pasado como deportista, supongo.
Me gusta la cocina. Bueno más bien diría que me gusta comer porque de cocinar no tengo demasiada idea. Mis platos favoritos son las carrilleras de cerdo al horno, el lenguado a la mandarina, el arroz negro y la paella. Bueno y no puedo resistirme a los embutidos. Además, no me da ningún miedo probar cosas nuevas. No me importaría comerme un escarabajo frito algún día.
Soy súper fan de la naturaleza. La paz y tranquilidad que se respira en el bosque deberían ser obligatorias. He vivido toda la vida en una urbanización en medio del monte y creedme, se vive de bien. Sí, vale, hay que coger el coche para todo pero cuando voy a dormir a la ciudad, no sabéis lo difícil que es conciliar el sueño. Que si el ruido de los coches, que si las luces de las farolas… un horror. Aunque también soy muy muy de playa. El agua me tira muchísimo, ya lo veis.
Así como disfruto de la tranquilidad y la vida contemplativa, soy también un gran amante de la aventura y la adrenalina. Soy de los que se sube corriendo en todas las atracciones de los parques temáticos y de los que sueña con saltar en paracaídas algún día. Ya he hecho mis pinitos con los deportes «de riesgo», para mi dieciocho cumpleaños, me regalaron un vuelo en parapente y fue ¡una pasada!

Me fascinan los coches y esta es una afición que comparto con mi padre. No tenemos ni idea de motores o cilindradas, pero apreciamos la belleza del automóvil y nos encanta informarnos sobre las últimas innovaciones y los nuevos modelos. Hemos estado unas cuantas veces en el salón del automóvil y siempre estamos esperando a la próxima. En esta misma línea, confieso que adoro conducir. Fui de los primeros de mi grupo en sacarme el carné y tener coche así que me «tocó», durante bastante tiempo, llevarlos a todos para arriba y para abajo… ¡y cuánto lo disfrutamos!. Y si dos de mis grandes pasiones confluyen en un concepto llamado roadtrip, ¿no es para enloquecer de amor?…
Y ahora vamos con mis placeres secretos o guilty pleasures que se dice ahora (odio usar palabras en inglés para conceptos que ya existen en nuestro idioma):
Adoro la moda. No es que siga las tendencias demasiado, tengo mi estilo, pero me atraen mucho las pasarelas, la ropa, los colores, ese glamour añejo… No me avergüenza en absoluto decirlo. Ah y me gusta ir siempre bien arreglado. El chándal quítalo de mi vista, sólo me lo pongo en casa, que nadie me ve.
El chocolate me enloquece. Bueno, eso secreto, secreto no es. A mucha gente le gusta pero a mí, todo lo que sea dulce me pierde. Se me hace la boca agua sólo de pensarlo… Aunque debería vigilar, mi padre tiene azúcar y mis abuelos tuvieron diabetes. No son muy buenos antecedentes que digamos.
Mi hermano y yo practicamos desde hace unos años la placomusofilia. Excuse me, ¿la placo qué? «Placomusofilia: Coleccionismo de placas/chapas de cava». También coleccionamos las chapas de los refrescos, cervezas, aguas, etc. En total tenemos más de 300 diferentes. Y además, yo colecciono objetos antiguos o vintage. Poseo una cámara de fotos y una máquina de escribir de los 70 y una calculadora manual de los 40. Ah y por supuesto, me gusta coleccionar también recuerdos de mis viajes, pero cosas pequeñitas, detalles que cuando los mire, evoque todas esas vivencias maravillosas. Tengo una oveja de Irlanda, una mini torre Eiffel, un tranvía amarillo de Lisboa, etc.
Y creo que ya está, ahora mismo no se me ocurre nada más. En general soy una persona de gustos simples y tremendamente casero. Me gusta divertirme, como a todo el mundo, pero no soy muy de salir de fiesta toda la noche. Prefiero sentarme a cenar y pasarme horas hablando y riendo y riendo, porque eso con mis amigos está garantizado…
¿Y cómo empezó lo del blog?
Tengo hambre en los ojos. Hambre de mirar, como si en las pupilas se hubiese de verificar el fenómeno de la cámara oscura que presiona la placa y conserva la imagen; yo quiero guardar esta grandiosidad de mar, de cielo y de montaña dentro de mis ojos y poderlas reproducir; no me resigno a no volver a vivir estos minutos.
Carmen de Burgos
Así me sentía yo, quería conservar todos esos momentos mágicos que ya nunca se iban a repetir. No podemos bañarnos dos veces en el mismo río decía Heráclito y es verdad. Esta capacidad de «guardar el tiempo» la descubrí en la fotografía, cuando tenía dieciséis años. Antes había tenido una videocámara pero no me convencía del todo, no acababa de llenar mi espíritu creativo, fue entonces cuando decidí sustituirla por una cámara réflex de segunda mano. Pasé meses buscando una que se ajustara al presupuesto y que fuese suficientemente buena, hasta que la encontré y con lo poco que me habían dado por la cámara de vídeo y unos ahorrillos que tenía, me la compré.
Empecé haciendo algunas fotos aquí y allá y la verdad es que las primeras eran horribles, pero poco a poco fui mejorando hasta conseguir unas composiciones bastante aceptables, creo yo. Fue entonces cuando decidí abrir una página de Instagram para compartir con el mundo mis imágenes. Poco a poco la página fue creciendo hasta conseguir un millar de seguidores. Pero mis inquietudes artísticas no se acabaron de satisfacer del todo y encontré en la escritura lo que me faltaba. En ese momento, decidí seguir el ejemplo de mis travel bloggers preferidos y abrir mi propio blog, en el que podría mezclar estos tres elementos que me definían – la fotografía, la escritura y los viajes – y que he acabado amando.
¿Por qué My world in one pic?

Pues bien, como todos sabemos la lengua vehicular a nivel internacional es el inglés, así que cuando abrí mi página de Instagram estuve buscando un nombre en inglés para no limitarme a nivel nacional y poder tener seguidores en el extranjero y así se me ocurrió este nombre. Así que al abrir mi blog decidí no complicarme y utilizar el mismo nombre que en mi página. Por otro lado, aunque no se me da mal, consideré que no tenia el nivel suficiente como para escribir el blog entero en inglés y por eso es por lo que a pesar de estar el nombre del blog en inglés, el resto no lo está.
Si queréis conocer más a fondo todos los elementos y características del blog, consultad la página «sobre el blog«.
Un poco más sobre mis viajes…
Viajar ha sido siempre una de mis pasiones y una de mis mayores aspiraciones. Descubrir otras culturas, conocer otra gente… pero sobre todo llenar el «baúl» de experiencias únicas que quién sabe si se volverán a repetir. Para mi fortuna o para mi desgracia crecí en una familia no demasiado afín a salir al extranjero así que mientras mis amigos hacían una escapada a Roma o Londres, yo veraneaba en algún punto de la costa andaluza o visitaba la cordillera cantábrica. ¿Envidioso o frustrado? puede que alguna u otra vez, pero para nada descontento. España es un país sin igual. Aun así, siempre tuve la sensación de estar perdiéndome algo… así que al cumplir la mayoría de edad, hice uso de mis ahorrillos y me lancé a descubrir el resto del mundo.

En junio de 2017, dos de mis mejores amigas y yo realizamos nuestro primer viaje sin supervisión a París. Fueron tan sólo 4 días pero descubrimos facetas de nosotros mismos que no sabíamos que existían y nos dimos cuenta ya de que aquello era lo que más deseábamos en el mundo. Al año siguiente organizamos contra viento y marea un viaje de 10 días a Irlanda. Para 2019 planeábamos nuestra tercera escapada juntos cuando un pequeño proyecto llamado Erasmus se me puso por delante. 6 meses viviendo en un país extranjero mientras continuaba con mis estudios… Claro, ¿cómo iba a resistirme? Sin haber viajado nunca en solitario y con unos nervios y unas ganas incontrolables, cogí un avión y me planté en Buenos Aires. Sí, en Buenos Aires, y porque no pude encontrar un lugar más alejado en el mapa…
Aquella experiencia sin duda me cambió la vida. Volví a casa enamorado; loco por Argentina y por los argentinos, habiendo disfrutado de una libertad que jamás pensé disfrutar y sabiendo que el mundo era mil veces más inmenso y diverso de lo que jamás había imaginado y que me estaba esperando ahí fuera.
La pandemia del Covid puso una mano en el freno a todos nuestros planes de exploración internacional, pero a pesar de ello, logramos seguir viajando y descubriendo.
Así que ahora el futuro me depara… ¿Quién sabe cuantas sorpresas más? Tengo tantas ideas y tantos sueños en la cabeza… aunque una cosa está clara: a mí ya no hay quien me pare así que prepárate mundo porque ¡allá voy!.
Para saber más sobre mis próximas aventuras, visitad la página «próximos destinos«. Y si queréis saber dónde he estado recientemente podéis consultar la página «destinos«.
En fin, espero que disfrutéis del blog y no dudéis en poneros en contacto conmigo para cualquier cosa y como suele decir el gran autor de viajes Rick Steves: ¡Sigan viajando!