A estas alturas todos ya sabréis (porque soy un poco pesado con ello) que el viaje Erasmus que hice el año pasado fue una de las experiencias más increíbles de toda mi vida y que he recopilado vivencias como para llenar mil y una páginas de este blog. Aunque me lo han preguntado y probablemente tendría mucha tirada, he acabado pensando que sería imposible para mí explicaros o aconsejaros cómo vivir un Erasmus tan bueno; ¿qué sé yo al fin y al cabo si la buenaventura quiso ponerme en el camino a Argentina y sus argentinos?

Así que en su lugar, he decidido escribir este artículo con algunos consejos básicos para viajar a un país tan extraordinario como Argentina y que podáis vivir también la que os aseguro será una de las mejores experiencias de vuestra vida. ¡Pues sin más dilación, allá vamos!

Clima. ¿Cuándo ir?. 

Con 2,78 millones de kilómetros cuadrados, Argentina es el octavo país del mundo en cuanto a superficie. Además, si lo miráis en el mapa, veréis que es mucho más largo que ancho y contamos unos 3.780 kilómetros desde la frontera con Bolivia hasta Ushuaia, una de las ciudades más meridionales del mundo.

Todo esto implica que Argentina se divida entre una variedad importante de zonas climáticas:

Al noreste, en las zonas fronterizas con Brasil, Paraguay y Bolivia disfrutan de un clima subtropical con unas temperaturas medias anuales superiores a los 23 grados. Estas zonas son visitables durante todo el año, aunque yo recomendaría evitar al máximo los meses de más calor, entre diciembre y marzo. Yo estuve en las Cataratas del Iguazú, en la provincia de Misiones a finales de octubre, en plena primavera y el termómetro a duras penas bajó de los 30 grados así que puedo imaginarme que en pleno verano el calor será insoportable.

Cataratas del Iguazú, lado brasileño

Un poco más al sur, en la zona de Buenos Aires, Córdoba, la Pampa y alrededores, tienen un clima templado muy parecido al Mediterráneo, con veranos igual de cálidos e inviernos algo menos fríos que en Barcelona, por ejemplo. De nuevo, se puede viajar a estas regiones durante todo el año aunque es recomendable hacerlo en épocas intermedias, primavera y otoño, de setiembre a diciembre y de marzo a junio, cuando también hay menos turismo.

En toda la vertiente andina, fronteriza con Chile, tienen un clima árido y las temperaturas varían mucho durante el año y a medida que se va ganando altitud. Se recomienda por tanto evitar el pleno invierno y el pleno verano y viajar también en épocas intermedias.

Por último, pero no menos importante, tenemos la zona de la Patagonia, que es de las más frías del país y del continente. A estas maravillosas latitudes recomendaría viajar en primavera y verano y eludir los meses más fríos del año, especialmente si se quiere visitar Tierra del Fuego y/o hacer un crucero por el Canal Beagle o por la Antártida.

Evidentemente, estas recomendaciones están hechas para evitar al máximo las temperaturas extremas y disfrutar de un viaje calmado, pero al final todo depende del motivo de vuestro viaje. Si lo que os interesa es el esquí, ver las llanuras patagónicas heladas o cazar las enigmáticas Auroras Australes, deberéis viajar en la época correcta para ello.

Requisitos de entrada al país.

Los viajeros españoles no requieren de ningún tipo de Visado de turista para estancias de menos de 90 días. Basta con tener el Pasaporte en vigor y con una validez mínima de tres meses.

En la página web de asuntos exteriores del Gobierno de España, recomiendan disponer de un billete de avión de ida y vuelta (o cualquier otro transporte que acredite la entrada y salida del país), un comprobante de recursos económicos suficientes para cubrir los gastos del viaje y un seguro médico que cubra como mínimo 20.000 dólares en daños y gastos médicos, ya que os los pueden pedir en el control migratorio.

Aunque personalmente prefiero curarme en espanto e instaros a seguir todas las recomendaciones oficiales, os diré que en la práctica real es muy extraño que os pidan toda esta documentación. A mí solamente me pidieron la dirección de mi residencia para los primeros días, ni billetes de ida y vuelta, ni comprobantes financieros, ni seguro médico, ni nada…

Para realizar intercambios académicos de más de 90 días, sí es necesario disponer de una Visa de Estudiante que se puede tramitar una vez en Argentina, no es necesario tramitarlo de antemano. Ya os conté cómo hacerlo y cuál fue mi experiencia en este primer artículo sobre el Erasmus.

Para los viajeros no españoles, podéis consultar esta web del Gobierno de Argentina para ver si necesitáis Visa de Turista y también cómo tramitarla.

Transporte. ¿Cómo moverse?

Ezeiza es el principal aeropuerto internacional de Argentina y se encuentra a unos 80 kilómetros de Buenos Aires. Para vuelos nacionales e internacionales de proximidad, los aeropuertos más cercanos son el Aeroparque, en pleno barrio de Palermo y el Palomar, a 18 kilómetros de CABA.

Una vez en la ciudad, el sistema de transportes públicos de la Gran Buenos Aires es rápido, limpio, eficiente, súper económico y muy muy sencillo de utilizar. Adquiriendo una tarjeta Sube recargable podréis acceder al Subte (metro), a los ferrocarriles y a todas las líneas de autobús urbano e interurbano. Tened en cuenta, además, que muchos de estos autobuses funcionan incluso de noche, lo que puede resultar muy útil en determinados momentos.

Si por el contrario preferís optar por el transporte privado, disponéis de Uber, Cabify y una extensa red de Taxis con precios muy razonables. Os recomiendo especialmente que utilicéis estos servicios para los trayectos a y desde el aeropuerto. Existe un autobús de la compañía Tienda León entre el centro y Ezeiza pero la diferencia de precio compensa con creces la comodidad de que te recojan en la puerta de tu alojamiento y no tener que cargar con el equipaje por media ciudad.

Si estáis pensando en cruzar el río de la Plata hasta Uruguay, una de las excursiones más típicas desde Buenos Aires, lo mejor es comprar un pasaje en alguno de los ferries rápidos (1h 15 min aprox.) que zarpan a diario desde Puerto Madero. Las compañías que realizan este trayecto entre Buenos Aires y Colonia del Sacramento son Buquebus y Colonia Express. Yo utilicé la primera y quedé encantado. Existe una tercera compañía llamada Seacat, que es una filial de la misma Buquebus y en cuya web ofertan tarifas mucho más económicas que las dos primeras; el problema es que es imposible reservar a través de la página web y la centralita nunca te coge el teléfono (o al menos esto ocurría en diciembre de 2019).

Casco viejo de Colonia del Sacramento, Uruguay

Para moveros dentro de la misma provincia de Buenos Aires, el tren es una de las mejores opciones en términos de calidad-precio-rapidez. En poco más de cinco horas y 10 euros podéis poneros, por ejemplo, en Mar del Plata, que es algo así como el Benidorm argentino.

Para trayectos mucho más largos y como ya os conté en «30 cosas que me sorprendieron de Argentina«, el sistema ferroviario no es la mejor opción. La infraestructura es escasa y se demora mucho tiempo. Lo mejor es decantarse por estas otras opciones:

El autobús es sin duda el medio de transporte más utilizado por los argentinos para moverse por su país. Existen decenas de compañías que recorren cientos y cientos de kilómetros hasta una infinidad de ciudades y pueblos. Si no disponéis de mucho presupuesto y tenéis cierta flexibilidad, no hay nada mejor. Ah y no os preocupéis por la incomodidad, la mayoría de compañías operan por la noche y ofrecen asientos reclinables a todo confort, así que os levantaréis en destino al día siguiente, descansados y listos para la acción. Incluso, si pagáis un poco más y elegís los asientos o las compañías Premium, podréis reclinar los asientos hasta los 180º como si durmierais en vuestra propia cama. Podéis comprar los tickets en esta página web, que fue la que yo utilicé cuando una amiga me invitó a pasar las navidades con su familia en Córdoba.

El avión es mucho más eficiente si disponéis de menos tiempo, aunque también más caro. Flybondi es la única compañía lowcost que, de momento, opera en Argentina, aunque otras grandes aerolíneas como Norwegian, Aerolíneas Argentinas o LATAM (volé con esta última cuando fui a Iguazú y 10 de 10) también tienen unos precios muy interesantes y llegan a más destinos que la primera. Como siempre, todo es cuestión de comparar. El comparador de vuelos más utilizado en Argentina es despegar.com.ar.

Y al final siempre os quedará la opción de alquilar un auto, que confiere mucha más libertad que cualquiera de las otras opciones y es perfecto para hacer una ruta media-larga a vuestro aire.

Dinero. ¿Cómo funciona el mercado?

Si uno no está debidamente informado y proviene especialmente de Europa, Estados Unidos o alguna otra zona donde la economía y el valor monetario sean más o menos estables, llegará a la Argentina y probablemente se encontrará con muchas incógnitas y problemáticas que pueden causar más de un quebradero de cabeza y atormentar los primeros momentos de ese gran viaje. Lo sé porque en 6 meses me pasó de todo y más.

Primero establezcamos algo básico: La moneda oficial de Argentina es el peso argentino. Inserte aquí valor de cambio euro – peso〉.

Segundo y aun más importante: La economía argentina está completamente dolarizada. ¿Y qué significa eso?

Por alguna razón que seguramente venga de lejos y yo desconozco (si hay algún financiero o economista que nos lo pueda decir, sería de mucha ayuda), las estructuras financieras argentinas llevan un tiempo dañadas y la economía está soportando una inflación anual altísima, de incluso el 50% o más (en España fue del 0,2% el año pasado). Para que os hagáis una idea real de la inflación os contaré que cuando yo llegué a Buenos Aires en el mes de julio de 2019, 1 euro equivalía a 47 pesos y cuando me fui a finales de diciembre estaba ya en 66 pesos. Otro ejemplo para que lo veáis incluso más claro: El primer mes pagué de alquiler 12.000 pesos que equivalían a 252 euros y el último mes pagué 13.200 pesos (me habían subido el alquiler) que equivalieron a 200 euros.

Pesos argentinos

Pues bien, la continua deflación del peso argentino y la consecuente inflación de los precios hacen que los argentinos desconfíen totalmente de su propia moneda, por lo cual, en cuanto tienen ahorrados algunos pesos, los cambian por dólares. Está tan instaurada esta costumbre que incluso las hipotecas, las tarifas hoteleras y algunas otras inversiones se valoran directamente en dólares. Podría parecer una buena idea pues al ser el dólar una divisa estable, esto les permite mantener el valor de sus ahorros y su poder adquisitivo a lo largo del tiempo.

¿Pero qué ocurre realmente? Cualquiera que haya tomado alguna clase de economía, conocerá la ley básica de la oferta y la demanda por la cual, al reducirse la demanda de un bien y servicio, el mercado comienza a reducir los precios para reestimularla. Lo mismo ocurre con los mercados de divisas. Después de tantos meses, he comprobado cómo al comprar cada vez más y más dólares, los propios argentinos estaban impulsando una espiral de devaluación de su propia moneda y al mismo tiempo, aquellos que no tenían los recursos para adquirir dólares veían reducirse su capacidad de compra semana a semana.

Aunque esta situación pueda sonar alarmante – y para los argentinos realmente es muy alarmante – para nosotros los viajeros, el continuo aumento de los precios no será el mayor de nuestros problemas. Como veis, si procedéis de la eurozona, de Estados Unidos o de cualquier otro país con una moneda fuerte y estable, podréis conservar e incluso aumentar vuestra capacidad de compra en el mercado argentino.

El problema llega cuando se quiere sacar efectivo del cajero. A medida que suben los precios y se devalúa la moneda, cada vez se necesita más dinero para adquirir los mismo bienes y servicios y esto se traduce en pagar cada vez más comisiones bancarias. Además de ello, en Argentina los cajeros automáticos tienen un límite de extracción de alrededor de 10.000 pesos (en 2019 y varía según el banco), por lo que si queréis disponer de una cierta cantidad de dinero en efectivo, tendréis que hacer más de una extracción y por tanto, pagar más comisiones.

Mi recomendación es que intentéis pagar todas las veces que podáis con tarjeta y uséis el efectivo únicamente para cuando esto no sea posible. Argentina se moderniza a pasos agigantados y no serán tampoco muchas las situaciones en las que os denieguen el pago con tarjeta, pero en ciertos comercios de barrio, mercadillos e incluso hostels y estaciones de autobuses (me pasó en Iguazú) todavía no disponen de datáfonos. Para cuando esto ocurra y necesitéis disponer de efectivo, os aconsejo que lo saquéis directamente de un cajero – más fácil y con una tasa de cambio más ventajosa que las casas de cambio – y para ello debéis tener en cuenta que:

A diferencia que en España, en Argentina hay dos redes de cajeros distintas: la Red Link y la Red Banelco. A la primera pertenecen la mayoría de bancos nacionales como el Banco de la Nación Argentina o el Banco de la Ciudad de Buenos Aires y ofrecen las comisiones bancarias más bajas (alrededor de los 350 pesos en octubre de 2019) pero disponen de un menor número de cajeros que la Red Banelco y siempre se forman unas colas larguísimas para sacar efectivo; así me pasó un montón de veces que cuando llegaba mi turno, ya no había efectivo. A la Red Banelco, en cambio, pertenecen los grandes bancos internacionales como BBVA, Santander, Banco Galicia y HSBC y disponen de un número mayor de cajeros, por lo que casi nunca os encontraréis cola. La parte negativa es que sus comisiones son mucho más altas (alrededor de 600 pesos en octubre de 2019).

Mi antigua Bnext y mi N26

Después de muchos intentos y mucho estrés acumulado, yo decidí rendirme y los últimos dos meses de mi estancia fui a sacar directamente dinero a Banelco. Es cierto, me frieron a comisiones pero tenía la certeza de que dispondrían del dinero que necesitaba y no tendría que hacer cola. A vosotros os dejo toda esta información para que toméis la decisión que más os convenga y ¡os deseo toda la suerte del mundo!

Seguridad, el gran qué.

El tema de la seguridad en Argentina y especialmente en Buenos Aires, que es la zona por donde yo más me he movido, es algo que he discutido largo y tendido con mis amigos argentinos y en el cual no nos hemos terminado de poner de acuerdo.

Todos ellos han conocido al amigo de un amigo a quien han atracado en la calle y sostienen que si bien es cierto la seguridad ha mejorado enormemente en los últimos años, a mí no me ha pasado nada porque «no he salido de las zonas turísticas y he tenido algo de suerte».

Yo defiendo al 100% que Argentina es un país seguro y lo defenderé siempre. He vivido 5 meses allí, me he subido a todos los medios de transporte públicos y privados existentes, me he paseado libremente por las zonas turísticas y sí, también me he alejado sin problemas de ellas. He salido a plena luz del día, por la mañana, por la tarde y a altas horas de la noche. He ido solo y también acompañado. Me he vestido muy sencillo y me he puesto mis mejores galas. He salido sin nada encima y con la cámara réflex al hombro, el móvil en la mano, reloj, pulsera y gafas de sol. ¿Y sabéis qué? Nunca, nunca, nunca me ha pasado nada. Pero no es sólo que no me haya pasado nada sino que nunca, en ningún momento, me he sentido inseguro, al contrario, siempre me han tratado de maravilla y me he sentido «respaldado» por toda clase de desconocidos.

San Telmo en día festivo

De hecho, os contaré una anécdota: A los pocos días de llegar a Buenos Aires, decidí salir a dar una vuelta por el barrio y agarré mi cámara fotográfica. Iba tan condicionado por lo que me habían contado y habían opinado todas aquellas personas «realistas» de mi vida que nunca habían estado en Argentina, que sostuve la cámara con todas mis fuerzas y fui en tensión vigilando cada esquina, cada coche que pasaba y cada movimiento de cada persona que me cruzaba. Hasta que al final me di cuenta de que no me estaba vigilando nadie y de que muchos ni si quiera se habían percatado de mi presencia; y entonces comprendí que, como a todos aquellos que me habían aconsejado, la imaginación me había jugado una mala pasada e instantáneamente me sentí más absurdo y estúpido que en toda mi vida. A partir de entonces, comencé a pasear por Buenos Aires y viajar por Argentina con la seguridad de quien sale a comprar una barra de pan a la esquina.

Y no; quizá no te pueda asegurar al 100% que no te vaya a pasar nada. Quizá llegas al aeropuerto y en la primera media hora ya te han robado. Esas cosas pasan. Pasan en Argentina, en Barcelona, en París y en la China. La estadísticas están llenas de números que lo atestiguan. Y yo no puedo hablar por el amigo del amigo al que atracaron, sólo puedo llevármelo al terreno personal y hablar desde mi experiencia y desde aquí os recomiendo, al menos, que no pongáis el tema de la seguridad como una excusa para no ir a disfrutar de la bella y asombrosa Argentina.

Vacunas y seguro de viaje.

La Organización Mundial de la Salud no exige ninguna vacuna obligatoria para viajar a Argentina. Únicamente recomienda vacunarse contra la Fiebre Amarilla si se van a visitar zonas tropicales del norte del país como son las Cataratas del Iguazú. Aun y con todo y antes de poneros cualquier vacuna, es imperativo que asistáis a vuestro Centro de Vacunación Internacional más cercano y pidáis una cita con un médico especializado. La vacunación va a depender del destino que queráis visitar, de los destinos que ya hayáis visitado, de vuestro historial médico y de otros muchos factores y el médico es el único capacitado para determinar si vosotros las necesitáis o no.

Si como yo, tomáis la decisión de visitar una de estas zonas «de riesgo» una vez ya estáis en Argentina; después de cercioraros que realmente la necesitáis, podéis pedir cita para vacunaros contra la Fiebre Amarilla de forma gratuita a través de esta página web del Ministerio de Salud.

Más allá de esto, es altamente recomendable que llevéis un buen seguro de viajes pues aunque es poco probable que os pase algo, la seguridad de tener alguien que te ayude si realmente pasa no tiene precio. En cuanto al sistema sanitario argentino, no tenéis nada que temer, es público, gratuito y de buena calidad; algo muy a tener en cuenta en casos de emergencia.

En cuanto a los estudiantes de intercambio, es obligatorio disponer de un seguro médico para matricularse en cualquier universidad de Argentina (y de cualquier otro destino de intercambio). En este caso, será vuestra universidad la que probablemente os provea el seguro que más os convenga.

Gastronomía. ¿Qué comer?

La cocina es sin duda un elemento estrella más en cualquier viaje que se precie a Argentina. La herencia cultural y culinaria de las civilizaciones precolombinas mezclada con los sabores y las técnicas importadas de Europa, harán de vuestro viaje una experiencia foodie sin parangón. Lo mejor es sentarse a la mesa con familiares y amigos y disfrutar de la que ha sido por siglos y todavía sigue siendo, la mejor cocina del mundo: la casera. No hará falta que piséis un restaurante (aunque nunca está de más), si tenéis la suerte y la oportunidad, dejaos agasajar por los argentinos, vuestro estómago os estará más agradecido que nunca. De hecho, he de confesar que en los casi 6 meses que pasé en Argentina, podría contar con los dedos de una mano las veces que salí a comer a un restaurante; en mi residencia estaban todos hechos unos chefs de categoría.

Para ir abriendo un poco el apetito, os dejo una selección de algunos platos, postres y bebidas tradicionales que he tenido la oportunidad de probar durante mi estancia:

Carnes: Sin duda su reputación la precede. Si bien al principio iba con un poco de escepticismo, sucumbí al sabor especiado de sus carnes maravillosamente tiernas. Entre ellas, destacan el archifamoso asado argentino, el bife de chorizo, el cuadril, la bondiola de cerdo, etc, etc, etc. En el top de los top, destacan los choripanes con salsa criolla (una especie de picada de verduras) y las milanesas (carne rebozada) de pollo o ternera. De esta última, tenéis que probar la especialidad «a caballo», con un huevo frito y tomate por encima. Una bomba calórica donde las haya pero también uno de los platos más ricos que he probado.

Milanesa a caballo

Mención especial tiene el cordero patagónico, según me han contado porque no tuve el gusto, el mejor de todo el mundo.

Lo más importante es que os dejéis llevar y no le hagáis ascos a nada. Qué cara no se me quedaría a mí cuando un compañero se presentó con una bolsa llena de testículos de ternero y me dijo que había que lavarlos para freírlos después (eso está grabado). Pues la verdad, estaban bastante ricos.

Para acompañar la carne, es muy típica la salsa Chimichurri, con un toque de picante que le da un sabor incluso mejor y antes de cualquier asado no podría faltar tampoco una picada: pan y deliciosos embutidos caseros que nada tienen que envidiar a los españoles.

Locro: A medio camino entre una sopa y un guiso o estofado, el locro es un plato predominantemente casero a base de patatas, cebolla, maíz, especias y por supuesto carne, que puede incluir algún ingrediente más según la región y la casa donde se prepare. Este plato tampoco tuve el gusto de probarlo pero me hablaron mucho de él y queda en esta lista para la próxima.

Polenta: La Polenta es una especie de gacha hecha de harina de maiz que personalmente me recordó un poco a la textura de las migas y que se come normalmente con tuco, una salsa de tomate, cebolla, carne de ternera picada y queso rallado. A propósito del queso rallado, a los argentinos les gusta utilizarlo para todo, pues no que se lo querían echar a mi fideuá.

Sorrentinos: Ya os comentaba antes que la cocina argentina tiene muchos toques europeos y muy especialmente italianos. Por ese motivo, no es nada de extrañar que abunde la pasta en la carta de los restaurantes y los sorrentinos son una especialidad de la casa. Se trata de una masa que puede estar rellena de casi cualquier cosa, aunque los más típicos son de carne, jamón o queso, muy parecido a los tortellini o a los ravioli. Es curioso porque yo que siempre he sido un amante de la pasta, nunca, nunca, nunca he podido con la pasta rellena, no me digáis el porqué. De hecho, es una de las cosas que menos me gustan en el mundo pero oye, son una tradición argentina y no los podía dejar fuera de la lista.

Empanadas argentinas: A parte de la carne, las empanadas serán probablemente el otro plato top de la cocina argentina. Se venden en todas partes – es raro que en un barrio no haya una tienda de empanadas – y en todas las variantes posibles: de ternera, pollo, jamón, cuatro quesos, verduras… Así como con los ravioli, yo no tenía demasiada afinidad por las empanadas, al fin y al cabo no deja de ser pasta rellena; pero no sé qué ha pasado en este viaje que las he redescubierto y me han encantado. Y lo que se enfadó mi abuela al enterarse que estaba comiendo empanadas y que las suyas nunca las había querido…

Pizza argentina: Antes de meternos de lleno en mi especialidad (como consumidor) que son los postres, quería hacer una mención especial a la pizza argentina. No es que tengan una variedad diferente a las italianas pero sí que es muy curioso la forma en la que la preparan: se dedican a cocinar la masa con el tomate y el queso por un lado y los ingredientes que les quieran añadir (en caso que se tengan que cocinar) por el otro y después lo juntan todo para servirlo a la mesa. Si algún argentino lee esto y se pregunta qué es lo sorprendente del proceso, os contaré que en Italia y también en España lo normal es preparar la masa con el tomate, el queso y los ingredientes y hornearlo todo junto. Al final el sabor es el mismo o muy parecido pero la forma de prepararlo en Argentina es mucho más laboriosa, creo yo.

Postres con dulce de leche: El dulce de leche es la esencia de Argentina. Esta masa glucosa a base de leche, azúcar y más azúcar debe de correr por la sangre de todos y cada uno de los argentinos. Se encuentra fácilmente en los supermercados, en botes de cristal o plástico para untarse en el pan o en las galletitas a modo de Nutella y para una infinidad de usos más: se utiliza en repostería para hacer todo tipo de dulces y pasteles, en magdalenas, galletas e incluso como relleno para los churros. Aunque el producto de dulce de leche por excelencia es el Alfajor, una especie de bocadito que puede estar cubierto o no por chocolate. Mmmm se me hace la boca agua sólo de pensar en todas las especialidades que había en el Mercado de San Telmo. Me traje una caja de 24 unidades pero ya se me han acabado así que por favor, si alguien va a pasar por Barcelona, que se acuerde de mí.

Otra de las cosas que tenéis que probar son los submarinos: Se suelen preparar en casa o adquirirse en un bar/cafetería y se trata de un vaso de leche o café que viene acompañado con una pastilla de chocolate, la cual se sumerge en la bebida caliente hasta derretirse. Mmmmm… Según me contaron es una bebida típica para niños, aunque creo que cualquier adulto amante del dulce (presente) lo disfrutará con creces.

Alfajores en el mercado de San Telmo

Y por último, aunque ya os hablé de ellos en el artículo sobre cosas que me sorprendieron de Argentina, quería hacer un breve recordatorio de las bebidas típicas de la Argentina, que no son otras más que el Fernet y el Mate. Acordaos de dar las gracias si no queréis más mate y dadle una oportunidad al amargo.

Viajar a Argentina de forma sostenible.

Siempre he tenido consciencia medioambiental. Es algo que a los de mi generación, nos han ido enseñando desde pequeños y quien más, quien menos, creo que todos hemos ido adquiriéndola (o deberíamos haberlo hecho). Sin embargo, ahí se acababa la cosa. Aunque intentaba no hacer daño a propósito al medioambiente, es cierto que tampoco había tomado ninguna medida en concreto para hacer más sostenibles mi rutina y mi vida. Se puede decir que era un «ecologista pasivo». Este año, en este viaje, eso ha cambiado. Llevaba un tiempo queriendo hacer algo y aunque no recuerdo qué fue exactamente aquello que me llevó a decir «sí, ya es hora», sé que las continuas lecciones de Carla, de la maletadecarla.com me han abierto camino en este nuevo y necesario mundo de reducir nuestra huella y vivir de una forma más sostenible. Ella es toda una inspiración y si tenéis curiosidad y/o queréis empezar a llevar una vida con menos residuos, sin duda leedla y seguidle. Eso sí, no os voy a engañar, a mí aún me queda un larguísimo camino por delante y muchísimas cosas que aprender y cambiar, aunque por algo hay que empezar, ¿no?.

Es cierto, sin embargo, que he escogido un lugar de lo más complejo para iniciarme… porque aunque Argentina se equipara en muchas cosas a España y Europa; en lo que se refiere a la gestión de residuos y al reciclaje, están a años luz. Al principio pensaba que simplemente no se reciclaba; pues en las calles no hay contenedores de colores para separarlos por plástico, cristal, papel y cartón, orgánico… tan sólo hay uno donde se acostumbra a tirar todo. Van surgiendo iniciativas para concienciar a la gente, como las casetas del ayuntamiento (yo vi una cerca del MALBA), pero ese tema va muy despacio. En palabras de un compañero de residencia: «Hay mucha gente que se preocupa y quiere reciclar, cada vez más y se están haciendo muchas campañas para promoverlo pero falta mucho trabajo».

Los primeros días, yo me obcequé en intentar cambiar aquello: coloqué unas bolsas en la cocina comunitaria de la residencia para separar los residuos por mi cuenta, pero, primero que la administradora no lo respetó y me lo tiró todo al cubo y segundo, ¿qué se suponía que iba a hacer con ellas si no podía llevarlas a ningún punto limpio?. Me avergüenza admitir que acabé desistiendo y durante varias semanas lo tiré todo al mismo cubo de basura. Es curioso porque, viviendo en este mundo de la conectividad en el que vivimos, tardé tres semanas en pensar que Internet podría darme la solución. Una búsqueda en Google y en menos de un minuto descubrí el sistema de separación de residuos que utilizaba la ciudad:

  1. Si la zona es de baja densidad poblacional, con edificios bajos y casas adosadas, existen los llamados «contenedores verdes». Aquí, hay que tirar todos los residuos reciclables en bolsas separadas y secas y hay una empresa o entidad que se las lleva a un centro de reciclado.
  2. Si la zona es de alta densidad, con edificios de viviendas y mucha actividad comercial, son los conocidos «recuperadores urbanos» quienes se encargan de recoger directamente los residuos.

Para saber en qué tipo de zona estás y/o dónde tienes que llevar tus residuos, existe esta página web del gobierno de la ciudad, en la cual introduces tu dirección y te lo indica (sólo para Buenos Aires). Mi contenedor verde quedaba a una cuadra y media de la residencia. ¡Perfecto!

Los cubos de basura que compré y con los que toda la residencia empezó a reciclar

Más allá de reciclar, algo que ya acostumbraba a hacer en casa, me centré en las dos otras Rs fundamentales que son reducir y reusar, en esencia mucho más efectivas y necesarias que la primera. Cabe recordar que sólo una pequeña parte de esos residuos reciclables se acaba reciclando efectivamente y hay muchos, especialmente plásticos, como los cartones de leche y los tubos de pasta de dientes que no se pueden reciclar (en España cerró el año pasado la última planta que se dedicaba a ello). Lo primero que hice fue dejar de utilizar bolsas y embalajes de plástico no reutilizable. Las cadenas de supermercados, igual que en España, han dejado de utilizarlas pero en los pequeños comercios insistirán en ponéroslas. Simplemente comentaba que no las quería y listo (cierto es que algunas veces no me hacían caso y debía insistir). Lo que hice, concretamente, fue comprar tuppers para almacenar la carne y el pescado y una bolsa de tela para cargar con todos los alimentos. Si no queréis ir explicando cada vez porque lo hacéis (aunque creo que va muy bien para llegar a más gente) lo mejor es buscaros un comercio de confianza y acudir siempre al mismo. Como digo, en la mayoría de sitios no os pondrán problemas pero estad atentos, porque aunque no os pongan bolsa, querrán poneros la carne o el pescado dentro de los tuppers, con su propia bolsa o envase individual.

Más allá de las bolsas, he intentado reducir el uso de alimentos embasados. Esto ha sido mucho más complejo y no lo he logrado del todo. En España, hay cosas que si no las quieres enlatadas o embasadas, las puedes comprar en botes de cristal: yogures, mayonesa, atún, etc. Aquí, esto no existe, o al menos no lo he visto en ninguno de los comercios donde he ido a comprar. Todo es de plástico. Busqué también tiendas para comprar a granel, pero desgraciadamente tampoco hallé ninguna, creo que este concepto no ha llegado todavía a Buenos Aires. Lo que sí he conseguido eliminar, han sido las botellas de agua. En mi residencia, en cada habitación, teníamos una especie de depósitos de agua y cuando esta se acababa, la empresa encargada se los llevaba y traían otros llenos, de los cuales íbamos rellenando nuestras propias botellas. Algo es algo.

Por último os he de comentar otra cosa sobre las compañías de autobuses. La mayoría de ellas ofrecen comida y bebida gratuita a bordo, pero toda ella acostumbra a venir en recipientes de un sólo uso, envueltos a su vez en film transparente. Para evitar todos estos desechos, yo os recomiendo que llevéis vuestra propia botella de agua, termo de café o de la bebida que queráis y un tupper con provisiones. Yo no sabía que incluían la comida y la bebida pero, por suerte, ya había cenado antes de subirme al autobús y pude rechazarlo. Lo que sí «me colaron» fue el vaso de plástico de un sólo uso para beber agua.

Pero bueno, en general puedo decir que estoy orgulloso de haber emprendido este camino y haber reducido bastante mis residuos plásticos y aun más orgulloso de que mis compañeros de residencia me acompañaran en este proceso.

Apps de viaje.

Es obvio que nuestro teléfono móvil se ha vuelto un imprescindible en nuestra vida, más que eso, ya es prácticamente una extensión de nuestra mano. Nos permite estar en contacto con el mundo y compartir al instante toda esa información que vamos aprendiendo y generando. En este nuevo paradigma, Internet y las aplicaciones son la espina dorsal del sistema. De la infinidad de apps que existen, para cubrir la infinidad de necesidades de los usuarios, estas son las que más he utilizado durante mi viaje a Argentina:

Las apps que utilicé en mi viaje a Argentina

Transporte:

Google Maps. Totalmente imprescindible, no sólo en Argentina sino en cualquier destino y más, si como yo, el sentido de la orientación no es el mejor de vuestros sentidos. Ya lo sabéis, mega útil para conocer vuestra ubicación exacta, saber cómo llegar a cada lugar, cuál es el medio de transporte más rápido y estar al día con los horarios de transporte público. Además, hace un tiempo que añadieron la opción de mapas offline, para que no nos perdamos si nos quedamos sin Internet.

Carga SUBE Beta. Después de Google Maps, esta probablemente sea la app más útil y cómoda de toda la lista ya que os permitirá habilitar y cargar vuestra tarjeta SUBE desde el móvil, a través del sistema NFC (el mismo que permite usar la tarjeta de crédito electrónica). Problema: de momento sólo existe la versión Beta, tal y como indica el nombre, así que no es compatible con todos los dispositivos móviles, por mucho que tengáis NFC. Si al buscarla en Google Play o App Store, no os aparece, significa que no es compatible con el vuestro y en ese caso, como me ha pasado a mí, tendréis que recargarla manualmente en las estaciones de carga.

Uber y/o CabifyComo decía anteriormente, el transporte público es bastante bueno y en general os será más que suficiente para moveros a lo largo y ancho de la ciudad. Sin embargo, en ocasiones especiales como tener que traer un compañero borracho hasta la residencia (ya os contaré esa anécdota algún día) o llegar hasta o desde el aeropuerto o a otras zonas más alejadas, puede resultar súper útil contratar este tipo de servicios privados. Además en Argentina y si lo compartís entre varios, pueden llegar a salir realmente baratos. Por ejemplo, un viaje hasta el aeropuerto desde mi residencia (38 km) me salió por 13,70€. Además está bueno tener ambas aplicaciones para comparar y elegir siempre las más barata.

Apps de la aerolínea: Llevar los pasajes y billetes impresos, especialmente si hacéis muchas escalas o viajes internos, puede llegar a ser un caos de papeleo y organización. Como buen centennial que soy, la tecnología es siempre la solución y por eso desde que viajo solo, me gusta descargarme las apps de las aerolíneas con las que vuelo para poder llevar los billetes de forma electrónica. Además, de esta forma reducimos el consumo de papel, que ya bastante han padecido los bosques amazónicos este año.

Turismo:

Travel Buenos Aires. Esta es otra de las apps que más he utilizado durante mi estancia. Diseñada por la Oficina de Turismo de la ciudad, ofrece un extenso listado de cosas que ver y hacer en Buenos Aires; no sólo atractivos turísticos sino también centros culturales y artísticos, restaurantes, visitas guiadas, sitios para ir de compras y ver tango, dónde coger el bus turísticos, etc. Dispone también de un mapa donde están localizados todos los puntos de la lista y propuestas de itinerarios por los barrios turísticos. Muy muy completa.

Eventbrike. Esta es una de las aplicaciones que he descubierto en este viaje y que estoy seguro seguiré utilizando. Eventbrike te presenta toda una serie de eventos, quedadas y planes alternativos que se organizan en la ciudad (funciona en todo el mundo) de manera puntual; y no sólo eso sino que te permite acceder a las webs de los organizadores para comprar las entradas o adquirir los pases gratuitos y después almacenarlos en la propia app para no tener que imprimirlos y llevarlos en mano.

Lector de código QREn caso de que vuestro móvil no disponga de un lector, os aconsejo que os descarguéis uno. En un intento, muy inteligente, por modernizar algunos espacios públicos y privados y hacerlos más interactivos, el Gobierno de la Ciudad han instalado por todas partes paneles informativos con códigos QR, que enlazan a páginas webs o artículos con información interesante sobre el lugar. Es el caso por ejemplo del Jardín Botánico de Palermo o del Museo Histórico Sarmiento.

Argentina Natural. Esta es una nueva aplicación diseñada por el Ministerio de Turismo, a cuya presentación de hecho acudí, perfecta para los amantes de la naturaleza y la vida campestre. En ella se incluye un catálogo de todos los Parques Nacionales y áreas protegidas, información sobre su flora y fauna, actividades recomendadas y mapas, todo ello consultable offline. No tuve el placer de probarla porque todavía estaba en la última fase de desarrollo pero tenía muy buena pinta así que os la recomiendo.

Aves Argentinas. En la misma línea que la anterior pero algo más especializada, esta app para los amantes y curiosos de la ornitología permite identificar cientos de especies diferentes gracias a los filtros que os ayudarán a acotar la búsqueda. Con ella aprenderéis sobre las migraciones, el cortejo e incluso a identificar los distintos cantos y os permitirá crear una lista con vuestros propios avistamientos. Igual que la anterior, no he tenido la oportunidad de probarla pero parecía muy didáctica y entretenida.

Gestión de dinero:

Ya os hablé un poco de ellas en mi artículo sobre las tarjetas para viajar sin pagar comisiones, pero os lo recuerdo: para llevar un control exhaustivo de vuestros gastos, no hay nada mejor que las apps de Bnext y N26 o en su defecto, la app de vuestro banco. No os olvidéis además de instalaros una app de cambio de divisas como Currency, para estar al tanto de los precios equivalentes en vuestra moneda, especialmente útil al principio de todo viaje.

Compras y repartos:

MercadoPagoExtremadamente útil y muy parecida al Bizum, esta app combina varias funciones para pagar tus compras de la forma más rápida, cómoda y segura posible. Con ella podréis recargar el saldo del móvil (en caso de que vuestra compañía no tenga app), pagar en cientos de negocios, pagar las facturas de agua, luz, teléfono… enviar dinero a tus amigos y recargar el saldo de la tarjeta Sube (acordaos después de acreditarlo en alguna estación de recarga), entre otras.

Apps de reparto: En mi casa en Catalunya, debido a la ubicación de nuestra urbanización, nunca nos hemos podido beneficiar de los repartos a domicilio ni de servicios como Glovo. Por eso, cuando llegué a Buenos Aires me aficioné rápidamente a esta clase de servicios de envío a domicilio, que han resultado ser mi «salvación» en multitud de ocasiones. Las más utilizadas en Buenos Aires son Pedidos Ya y Rappi. Si os alojáis en un apartamento y un día no os apetece cocinar, agradeceréis habéroslas descargado. Pero no sólo podéis pedir comida, sino también productos del supermercado, de la farmacia o al contrario, podéis enviar productos a través de sus repartidores. De nuevo, es súper útil disponer de ambas opciones para comparar precios.

Otras apps útiles:

App de la compañía de teléfono. Si viajáis a Argentina y queréis seguir disponiendo de conexión a Internet, lo más probable es que tengáis que comprar un tarjeta SIM prepago. En ese caso, es súper útil descargarse la app de la compañía telefónica por la cual os decidáis, para poder gestionar vuestro contrato, controlar el consumo e incluso recargar el crédito de la tarjeta. Yo he estado utilizando Mi Personal, que si bien es cierto no es la mejor compañía del país, es la que me regalaron con el pack de bienvenida. Su app, eso sí, funciona a las mil maravillas.

A propósito de las apps, teléfonos y demás gadgets electrónicos, avisaros de que los enchufes en Argentina son de Tipo I y es súper recomendable, por tanto, que os hagáis con un adaptador universal, en caso de que no dispongáis ya de uno. Tampoco vendría mal que metierais en la maleta un pequeño alargo o ladrón, por si tenéis muchos aparatitos como es mi caso.

Y ahora sí, con toda esta información ya estaréis más que listos para comenzar vuestra aventura por la gran Argentina. ¡Buen viaje! y acordaos de los alfajores (guiño, guiño, codazo, codazo).

2 comentarios

  1. Que lindo haber leído algo de mi pais contado por un turista que no dejó tema por tocar! super completo el articulo! como argetinos, te agradecemos por la valoración que le has dado a tu visita a nuestro país! Ojala (si asi lo deseas) puedas volver pronto! saludos!!

    1. Muchas gracias a vos por leerlo. Me alegra saber que lo disfrutaste. Personalmente fue uno de los mejores, sino el mejor viaje de mi vida y no quería dejarme tema por tocar como bien decís. Argentina ya es como mi segunda casa y estoy deseando volver.

      De nuevo, gracias por leerme y pasá un buen día.

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