Visité el Algarve por primera vez allá por el 2015, en un viaje familiar con mis padres y mi hermano. Nuestra mentalidad e idiosincrasia viajeras eran muy distintas por aquel entonces: después de pasarse todo el año trabajando, a mis padres no les apetecía más que pasar unos días en familia, tomando el sol en la arena y sin más preocupaciones que a qué playa iríamos y dónde comeríamos después. …
