Queda apenas una semana para que acabe el año y es inevitable, antes de saltar al 2019, echar la vista atrás y hacer balance de todo lo vivido durante este grandioso, espectacular, increíble… 2018. A nivel viajero, me llena de alegría decir que este ha sido, sin ninguna duda, el año que más mundo he corrido, pudiendo visitar dos grandes destinos internacionales y un destinazo nacional y descubriendo un poco más de esta Catalunya que tanto adoro.
A nivel personal no me puedo quejar tampoco. Después de casi 6 meses de búsqueda incansable y también de muchos rechazos y algún que otro fiasco, conseguí en mayo mi primer trabajo, como auxiliar de cocina en Telepizza. No es desde luego el más glamuroso del mundo pero el ambiente de trabajo es realmente genial y me ha permitido y me permitirá financiar todas las aventuras de este año y del año que viene. Por otro lado, he empezado ya mi segundo año del Grado en Turismo y ahora estoy un poquito más cerca de cumplir mi sueño y dedicarme por completo al mundo del turismo y de los viajes.
En resumen: no podría estar más contento de cómo ha acabado el año y es que me salta una sonrisa a la cara cada vez que recuerdo todo lo ocurrido durante estos casi 365 días; y del primero al último, no los cambiaría por nada. Si queréis saber cómo ha sido, continuad leyendo…
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Un año de primeras y segundas veces.
Si me hubieran dicho hace un año que en 2018 iba a visitar Italia, les hubiera soltado una risita irónica. Llevaba años, prácticamente desde que tengo consciencia, queriendo pisar el país vecino y por más que insistía, nunca lo lograba. Por eso, cuando mi madre me dijo en marzo que el destino familiar de este año sería Florencia, casi me pongo a llorar de la emoción. Ufff… y la espera casi me mata pero, por fin, el 31 de julio aterrizamos en el Aeropuerto Internacional Galileo Galilei. Mis expectativas eran altísimas; se suele decir que es mucho mejor lo que imaginamos que la propia realidad y creo que no era nada fácil superar lo que se ha soñado toda la vida, pero la capital toscana lo consiguió. Parece que todavía estoy allí, rodeado de cientos de años de historia, de música, de gente, de olores, de colores, de sabores… ¡de Italia!. Si queréis saber cómo fue esta primera vez, podéis leer mis posts sobre Pisa y Florencia.

Pero Florencia no era el único destinazo que me deparaba 2018. Dos de mis mejores amigas y yo ya teníamos más que decidido que íbamos a visitar Irlanda, también por primera vez. Lo elegimos al azar, por sorteo, y la verdad es que no era inicialmente un país que me llamara demasiado la atención. Sí, sabía de sus increíbles paisajes verdes y mientras sea viajar, me da igual a dónde… pero no era un destino que tuviera en mi lista ni que hubiera si quiera imaginado que visitaría, al menos a tan corto plazo. Es por eso, quizá, que lo disfruté tantísimo. A pesar del frío (creedme de verdad que lo hacía) me pareció un lugar tremendamente cálido y cautivador. Su gente, la más amable que he conocido y sus paisajes, increíblemente bellos y arrolladores, tienen su fama más que bien merecida. Recuerdo con mucho cariño cada día que pasamos en Dublín y Cork y muy en especial las maravillosas excursiones a Howth y a los acantilados de Moher. Echadle un vistacillo a los post si queréis saber más sobre este alucinante país.

Todo esto ocurrió en menos de un mes, dios, ¡qué verano más intenso! Pero por supuesto el resto del año no me he quedado en casa y he aprovechado mi querido carné de conducir, del que el pasado 26 de octubre hizo un año, para hacer alguna que otra excursioncita por mi adorada Catalunya:
Durante las vacaciones de invierno, los días que mis padres trabajaban, mi hermano y yo nos quedamos con mis abuelos. Un día de enero, mi abuelo quiso llevarnos al Turó de l’Home pero mi hermano no pudo, así que al final nos fuimos los dos solos. Este tipo de excursiones con mi abuelo suelen convertirse en todo un maravilloso viaje al pasado gracias a sus historias y sus mil y una anécdotas; y esta no fue una excepción. Una mañana interesante durante la cual pude tocar la nieve por primera vez este año.

En febrero, un día que hizo un inesperado y maravilloso calor de primavera, conducimos 100 kilómetros para ver por primera vez el precioso pueblo costero de Calella de Palafrugell, en la comarca del Baix Empordà. Paseamos, tomamos el sol y un refresco en una terraza, nos sacamos fotos, echamos la siesta en la arena de la playa e incluso metí los pies en el agua. ¡Un día genial!

Ese mismo mes, un día que me quedé solo en casa y me aburría, me escapé unas horas a Manresa. Siempre me habían dicho que no era una ciudad demasiado atractiva pero estando tan cerca de casa, a menos de media hora, me asaltó la curiosidad. Anduve por sus calles y plazas medievales, visité la Seu de Manresa y subí a un mirador con vistas increíbles de la ciudad y del valle. Lo cierto es que, a pesar de las opiniones contrarias, me pareció una ciudad de lo más embriagadora y fascinante. Volveré seguro.

Un par de meses más tarde, en abril, llegaron por fin las vacaciones de Semana Santa y mis padres, mi hermano y yo hicimos una escapadita de 4 días al Delta de l’Ebre. Aquel viaje me regaló dos de las mejores puestas de sol que he visto (como la de la portada), los mejores platos de arroz que he probado y algunos de los momentos familiares más divertidos que hemos vivido, los cuales nos ayudaron a recargar pilas y descansar del ajetreo cotidiano. Ya había estado antes en el Delta, en unas colonias escolares que me dejaron muy buen sabor de boca y muy buenos recuerdos con mis compañeros, pero esta segunda vez resultó incluso más especial. Además, visitamos un par de sitios muy cerquita que desconocía y que me gustaron muchísimo: Miravet y les Coves de Benifallet. Fue uno de esos viajazos que no esperas pero que seguro no vas a olvidar nunca.

Mi penúltima salida fue en junio. Las vacaciones de verano en la universidad llegaron mucho antes de lo que imaginaba y el 28 de mayo ya habíamos acabado, así que aproveché para visitar un pueblo muy cerca de casa, del que siempre había oído hablar, pero al que nunca me había acercado: Caldes de Montbui. El resultado fue magnífico: aprendí muchísimo sobre la cultura ancestral de las aguas termales y la historia del Vallès. Una visita bastante desconocida pero que recomendaría totalmente.

Y esta última semana, aprovechando que me han dado fiesta en el trabajo, he querido hacer una última excursión larga y despedir el año de la forma que más me gusta: explorando y descubriendo. Así que el pasado jueves 27, me desplacé a la provincia de Girona para visitar el precioso y pintoresco pueblo de Castellfollit de la Roca. En principio, eso era todo lo que tenía planeado, pero viendo que la visita se me quedaba un tanto corta y sabiendo que Besalú, otro encantador pueblo medieval, quedaba tan cerca, no pude resistirme. Y es que el increíble Parc Natural de la Zona Volcànica de la Garrotxa engancha. Ya os contaré en un futuro post cómo ha sido la experiencia…. Os adelanto, eso sí, que conducir dos horas para verlos valió sin duda la pena.

Primer aniversario del blog y dos años de presencia en las redes.
Fue en mayo de 2017 cuando di el paso y decidí comenzar la aventura de myworldinonepic.com. Está claro que viajar es una de las cosas que más me gusta hacer en el mundo, sino la que más; y hace más de 4 años que me aficioné a la fotografía pero no fue hasta el año pasado que empecé a interesarme por los blogs de viajes. Realmente no recuerdo el motivo que me llevó a leer el primer artículo pero no he podido parar desde entonces y todo ha derivado finalmente en la apertura del mío propio.
Lo cierto es, que hace años, nos hicieron en el instituto un exhaustivo test de personalidad que nos ayudaría un poco a decidir hacia qué tipo de estudios encaminarnos. Mis resultados me parecieron poco menos que sorprendentes pues determinaban que tenía una importante faceta artística que necesitaba satisfacer. Yo no me lo podía creer, ¡si lo mío siempre habían sido las lenguas y las matemáticas!. Se debían de estar equivocando… No fui plenamente consciente de dicha necesidad creativa hasta que empecé con la fotografía. Más tarde, la apertura del blog acabó de demostrármelo.
Ahora puedo decir que esto es realmente lo que necesitaba y que este primer año bloguero ha sido plenamente satisfactorio. No tanto por las visualizaciones, los suscriptores o los me gusta… Casi 2000 visitas desde 35 países distintos, ¡muchísimas gracias!… Sino por tener un espacio al que acudir y descargar libremente todo lo que tenga y quiera decir de esta forma tan especial. Soy joven y me queda mucho por vivir, mucho por viajar y mucho por aprender, pero he descubierto que me encantaría dedicarme a algo relacionado con esto y/o simplemente vivir del blog. No será fácil pero tenerlo claro ya es un comienzo, ¿no?.

Por otro lado, mi segundo año en Instagram, mi red social de referencia, no ha sido en absoluto tan dichoso como lo fue el año pasado y como lo ha sido con el blog. A lo largo de este año he ido perdiendo poco a poco alcance e influencia: los me gustas por publicación se han reducido drásticamente y el crecimiento de seguidores se ha estancado. Para que os hagáis una idea, en enero alcancé los 2100 seguidores y hoy, a día 24 de diciembre, tengo 2101. Eso sí, por lo que he visto y lo que me han contado algunos usuarios, no soy el único al que le ha pasado; este año el algoritmo de Instagram se ha cebado con muchos de nosotros, que hemos visto prácticamente desaparecer nuestra visibilidad. No me malinterpretéis, no es algo que realmente me quite el sueño, no voy a dejar de colgar contenido ni por supuesto voy a dejar de viajar, pero es algo frustrante ver cómo el esfuerzo y la pasión que pones en algo no da los resultados que esperabas. A pesar de ello, lo único que puedo hacer es seguir trabajando como hasta ahora y ver qué ocurre el año que viene.
Lo que se avecina en 2019.
Si 2018 ha sido increíble, ¡2019 será épico! Y es que me espera una de las aventuras más alucinantes que tendré la oportunidad de vivir, al menos de momento. Os daré una pista: empieza por E y acaba por -rasmus… Sí, ¡QUE ME VOY DE ERASMUS! A dónde, os estaréis preguntando, pues aquí mismo: ¡a Argentina! jejeje. Estoy realmente emocionado, aún no puedo creérmelo, seguro que resultará una experiencia de lo más enriquecedora… Eso sí, no os voy a engañar, estoy un pelín preocupado/asustado. Serán 5 meses en un lugar inicialmente extraño, alejado de todos mis seres queridos y de toda forma de vida que haya podido conocer. Soy de esas personas a las que les cuestan los cambios así que será duro, pero precisamente por eso creo que me vendrá bien. Ya es hora de salir de la zona de confort y qué mejor forma de hacerlo que viajando.
No tengo todos los detalles todavía, escribiré un post completo cuando los tenga, solo sé que pasaré el primer semestre del curso que viene estudiando en la universidad de Belgrano, en Buenos Aires. ¡Qué emoción! Seguid atentos al blog y a mis redes sociales si queréis acompañarme en esta gran aventura.

La estancia en Argentina seguro marcará buena parte de mi agenda del año que viene así que, los meses que esté en casa, quiero aprovechar para estar con familia y amigos y también para seguir explorando mi querida Catalunya, sobretodo su capital: Barcelona. He vivido desde que nací en Terrassa, a menos de media hora de la ciudad condal y apenas la conozco. Me sacas de las Ramblas y me pierdo. ¡Ni siquiera he visto la Sagrada Familia! Y esto hay que remediarlo urgentemente así que espero poder hacer alguna excursioncita para descubrir un poco más a fondo la ciudad y compartir mis experiencias con vosotros.
Y esto, que no poco, ha sido mi 2018. Solo quiero agradeceros una vez más todo vuestro apoyo y desearos una muy FELIZ NAVIDAD y un muy PRÓSPERO AÑO NUEVO.
¡Nos vemos el año que viene!
Quiero agradecer especialmente a Paula y Andrea de viajaryotraspasiones.com que me hayan dejado incluir en mi blog este artículo, inspirado en sus estupendos resúmenes anuales. Gracias, sois unos cracks. Feliz Navidad y que 2019 os depare muchos más viajes. Besos.
Es la primera vez que leo tu blog y me gusto. Por lo que dices de Instagram a mi me ha pasado lo mismo pero yo creo que hay que seguir trabajando en lo que nos gusta. Al final todo nos resultará bien. ¡Felicidades por tu blog!
¡Muchas gracias!, me alegro de que te guste. Sí, acerca de lo de Instagram, yo pensaba que me ocurría porque la calidad de mi contenido había disminuido o algo por el estilo pero muchos usuarios empezaron a comentarme que les pasaba lo mismo… Pero sí, en cualquier caso solo podemos seguir trabajando y disfrutar de lo que hacemos, no vale la pena preocuparse tanto por esas cosas. De verdad, muchísimas gracias por el apoyo. Ah y Feliz Navidad y próspero Año Nuevo.
Igualmente. ¡Felices fiestas!
Te ha quedado GENIAL!!
Nos ha encantado la pasión con la que cuentas tus viajes… y, por supuesto, el notición! El Erasmus es una experiencia única, y seguro que la vas a disfrutar a tope!
Un besazo y gracias por todo!!
Aishhhh muchísimas gracias. Es un gran alago viniendo de vosotros. Muchas gracias, la verdad es que estoy ilusionadísimo!
¡Un besazo, Feliz Navidad y gracias a vosotros por vuestro super blog!